domingo, 26 de agosto de 2007

esta es la historia de un sabado...

Noche de nostalgias veraniegas.
Otra noche de verano, esta vez perdida entre los bosques de algún ficticio paraíso en las inmediaciones del las junglas de asfalto y cemento de Madrid.
La brisa corría entre las copas de los árboles, jugueteando con las gotas de rocío que caían silenciosas, como una medio lluvia mortecina.
Estaba a punto de amanecer, en el cielo infinito comenzaban a despuntar los primeros claros del día.
No me gusta ver amanecer.
...un recordatorio cruel de que otro día comienza, de que el tiempo pasa inexorable, de que las noches de verano mágicas en las que todo es posible también terminan. Tal vez era porque me gustaba demasiado la noche, no lo sé, odiaba ver amanecer y moría por ver atardecer.
La brisa vespertina venía acompañada por una suave música de guitarra, por una voz desgarrada que no demasiado bien cantaba el hombre del piano.
Qué recuerdos me trae esta canción- me dije yo, pensando en aquellas noches también de verano en las que alrededor de una hoguera nos creíamos que el tiempo no pasaba por nosotros.
No sólo sentía nostalgia por aquellos años de infancia, ahora tan lejanos, sino también por esa noche de verano que acababa, por aquel verano de mis 21 años que también acababa irremediablemente.
La nostalgia puede venir en cualquier momento y tal como viene se va, pero en ese momento, vivísima y meridiana , me acompañaba, como una fiel compañera de viaje, como una vieja conocida a cuya presencia has terminado finalemente por acostumbrarte.
Otro año comenzará (para nosotros los estudiantes el nuevo año empieza en septiembre y no en enero), y otro verano más que se va.
Y mientras vuelvo a la tienda de campaña (afortunadamente todavía soy lo bastante joven como para no tener remilgos a la hora de dormir en cualquier sitio) me digo que la vida tiene sentido gracias a las noches de verano en las que, interminables e inciertas, la vida corre a borbotones por las venas de una persona con ganas de vivir.

Y como siempre, me sentaré otra vez a esperar con paciencia que el próximo verano llegue lo más pronto posible.

No hay comentarios: