martes, 12 de junio de 2007

una breve reflexion

Hoy no fue uno de mis mejores días.
Pero después de hacer una de las cosas que siempre me ayudan a superar el pesimismo (ponerme el chándal, salir a correr, a cansar los músculos, a quemar adredalina pisando fuerte el asfalto de la carretera), estuve, eso sí, doblada sobre mí misma, casi sin aliento, (pero con buena música en los oídos), viendo anochecer.

Y la verdad es que el cielo estaba tan rojo, tan encendido, como en los atardeceres de mis cuentos.

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